No, no me he equivocado al escribir el título, esta es una entrada sobre cómo NO motivar a tu equipo.
¿Y por qué el ‘no motivar’ cuando lo habitual es hablar de lo contrario?
Pues porque sobre motivación tenemos ya entradas en otros blogs (aquí, aquí o aquí) con buenos consejos sobre cómo gestionar nuestros equipos, pero sobre la desmotivación no es habitual hablar, cuando siempre he creído que tan importante es hablar sobre cómo hacer las cosas bien, pero también importante conocer qué es lo que NO debemos hacer para evitar cometer errores.
Por ello, os dejo 10 puntos a tener en cuenta para NO motivar a tu equipo:
- Vigila y desconfía. Muchos gestores son incapaces de mostrar un mínimo de confianza por su equipo, lo que les lleva a desconfiar continuamente de ellos, de lo que hacen, de si dicen la verdad o les engañan… llegando incluso a casos absurdos en los que empiezan a llegar antes que sus propios equipos para controlar a qué hora llegan y a qué hora se van.
- Maximiza los errores. Si alguien se equivoca, encárgate de que sea lo más público posible y de pregonar a los cuatro vientos quién y en qué se ha equivocado. Incluso si son cosas nimias y sin mucha importancia, trátalos como si fuesen grandes errores, nada como un poco de vergüenza pública para generar malestar e iniciar la ‘Política del Miedo’.
- El Miedo genera respeto, o al menos así lo creen muchos, por desgracia, que creen que el respeto es algo que viene con el cargo y que no hay nada como infundir miedo (sobre todo en tiempos de crisis) para que la gente de su equipo se abstenga de intentar engañarles o trabajen mucho más por miedo a quedarse en la calle.
- No marques objetivos claros. La gente se esforzará más en su trabajo si no están seguros de qué les has pedido o en qué medida su trabajo es importante, prestando más atención a lo que hacen si creen que pueden llegar a ser el siguiente objetivo de la bronca. Además se supone que todos son profesionales y como tales deben actuar, no como niños que esperan la aprobación paterna.
- Comparte Información, pero solo la negativa. Cuanto menos sepan más intranquilos estarán, cuanto más intranquilos mayor tensión, a mayor tensión menos se acomodan. Si además les sumas el bombardeo continuo con mensajes negativos sobre ‘lo difícil que están las cosas’, o que ‘no hay dinero para el proyecto’, o el infalible ‘a final de año no estaremos todos aquí’, no solo evitarás que se acomoden sino que además sus expectativas serán menores y se esforzarán mucho más por mantener su puesto de trabajo.
- Los éxitos son tuyos, ¿por qué darles algo a ellos? Está claro, ¿quién maneja el grupo? ¿quién lo gestionan? ¿quién manda?… entonces, los logros son tuyos y de tus superiores, que sois quienes debéis disfrutarlos. A ellos, como mucho, con algún correo de felicitación genérico e impersonal debe ser suficiente. Algo más personal podría hacer que se relajaran o creer que son ellos las piezas importantes del equipo y no tú.
- Relaciones impersonales. Una empresa no es un club de amigos, la gente va a trabajar y no a trabar amistades ni relaciones. Y qué mejor ejemplo que empezar dando ejemplo con tu comportamiento hacia ellos. Una actitud distante evitará incómodas familiaridades, o que se crean que pueden perder el tiempo impunemente delante tuya hablando de cine, fútbol o cualquier tema no profesional.
- Tu opinión importa, la suya menos. Tú eres el jefe, tú eres quien les evalúa y por ello debes de ser objetivo, en la mayor parte de los casos. Y qué mejor forma de serlo que evitando que te mareen con sus opiniones, en las que siempre son víctimas pero nunca se quieren responsabilizar de algo, y si lo hacen es para darte pena. El Feedbackestá sobrevalorado y al final genera más quebraderos de cabeza que beneficios. Y no digamos si se trata de opinar sobre qué hacer en el proyecto, dejar que todo el mundo tenga voz y voto al final lleva a que cualquiera crea saber qué se debe hacer.
- Elegidos. Si tienes suerte, encontrarás dentro de tu equipo, o las habrás traído contigo, que te son afines y piensan como tú en todo. En esos casos no tengas miedo de mostrar tu predilección por ellos, tu favoritismo y dejar claro al resto del equipo que ellos son quienes obtendrán acceso a los beneficios que ellos no compartirán. Si el resto quieren obtener los mismos beneficios, que aprendan de ellos y compitan por conseguirlos.
- El sprint continuo. Mantener una presión continua, hacer que todos se esfuercen al 120% cada día (por supuesto sin compensación alguna) hará que puedas adelantar tus fechas de entrega por delante de los demás, lo que te hará destacar sobre el resto de grupos con los que compitas. Si dejas que se relajen, llegará un momento en el que bajarán el ritmo y corras el riesgo de ver peligrar tus futuras ascensos.
Obviamente estos 10 puntos representan todo lo que NUNCA debemos hacer si lo que queremos es motivar a nuestros equipos. Quizás alguno de ellos pueden ofrecernos una momentánea mejora en el trabajo, en forma de adelanto en el avance o un incremento de disciplina, por lo que muchas veces resulta terriblemente tentador tirar de ‘galones’.
Pero lo cierto es que ‘convencer’ es un arma mucho más poderosa que ‘imponer’, al igual que ganarse el respeto y conseguir que tu equipo te siga porque te vean como un líder siempre está por encima de ejercer de ‘Dictador’.
Por ello, si te ves identificado en alguno de los puestos (aún más si lo haces en varios) quizás sea una buena idea repasar los enlaces que tenéis más arriba para repasar cómo conseguir motivar a vuestros equipos.
Aunque siempre hay casos y excepciones, y momentos en los que ser ‘más duro’ se hace necesario para tratar con determinadas personas. Y es que al fin y al cabo, cada persona es un mundo y por eso mismo no se puede tratar ni gestionar a todos por igual.