Ayer y hoy estoy de curso, fuera de mi lugar de trabajo habitual, en la zona norte de Madrid.
El caso es que llegar aquí en hora punta suele llevar mucho tiempo por el tráfico y el aparcamiento es complicado por las numerosas oficinas existentes en la zona, lo que hace que cada vez más gente opte por madrugar para llegar antes de las 8 (muchos van llegando a partir de las 7) y así no tener que aparcar a un par de kilómetros.
Yo he llegado pronto así que he aprovechado para ir a desayunar con calma y de paso tenía intención de ver el correo y navegar por la red.
Frente al lugar donde impartían el curso hay dos restaurantes, uno ‘tradicional’ y otro de la cadena Vips, y como ayer probé el primero y vi que en el Vips ofrecían acceso a internet a sus clientes, he querido pasar hoy por el Vips para aprovechar la WiFi.
Pero cuando he llegado a la puerta, pese a que ya había gente dentro ultimando el local para su apertura, estaba cerrado puesto que eran las 7:30, así que no me ha quedado más remedio que acercarme al otro y quedarme sin WiFi aunque disfrutando de un buen desayuno.
Este ejemplo sirve para darnos cuenta de que no siempre contar con un producto mejor puede ser suficiente para conseguir atraer y retener clientes.
Si comparamos la carta de ‘desayunos y buffets’ de Vips (la tenéis disponible en este enlace) con la del otro restaurante, os puedo asegurar que es mejor y más variada sobre el papel.
Pero aquí hay un factor que sin duda los señores de Vips no han tenido en cuenta, y es el hecho de no haber sabido detectar que sus potenciales clientes, que acuden temprano por las circunstancias del lugar (evitar tráfico o aparcar mejor), madrugan más de lo habitual y les podría apetecer entrar a desayunar o tomar un café de camino a su lugar de trabajo.
Sin embargo, el otro restaurante, con un horario de apertura de las 7 a.m. sí parece haberlo detectado y ha sabido responder a tal circunstancia, con lo que consigue que la primera hora su salón esté lleno de gente desayunando.
Aunque por otra parte han dejado pasar por alto otro detalle, el de ofrecer WiFi gratis a sus clientes como sí hace el Vips, como servicio complementario que posiblemente, en plena era de la movilidad, muchos clientes apreciarían (habituales, de paso a visitar alguna empresa o incluso alguno que busca escapar de la oficina momentaneamente) y que puede hacer que tras abrir sus puertas sea el Vips quien los atraiga con más facilidad.
Al coste que tiene hoy en día una línea ADSL, no es descabellado pensar en que puedas rentabilizarlo con apenas unos cuantos clientes más que consigas atraer a tu negocio.
Con todo esto lo que quiero dar a entender, como decía más arriba, es que no basta con tener un buen producto (incluso el mejor) para conseguir el mayor número de clientes. Hay que estar atentos para detectar pautas, comportamientos o posibles necesidades de nuestros clientes, o potenciales clientes, ya estén directamente relacionadas con lo que mejor hacemos o no, puesto que ahí puede estar la clave para convencer a un cliente a decantarse por nosotros frente a nuestros competidores.